Sal con una chica que lee.



Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.

O mejor aún, a una que escriba.

Por Rosemarie Urquico.

domingo, 29 de julio de 2012

Su Pasado.

Con una sonrisa vacia te das cuenta que el pasado siempre estará allí. Viene a destruirte y a decir "¡Ey! yo estuve primero que tu".

domingo, 22 de julio de 2012

Dedicatoria.



He de aprovechar el concurso que Javier Ruecas esta publicitando en su Vlog para subir esta imagen tan genial. 

Las historias de los libros son en verdad curiosas y creo que nunca dejaran de sorprenderme.

Este libro de poesía, que lleva por nombre 25 Madrugadas de Gastón Fortis, tiene una historia bastante original diría yo.

Soy una fiel amante de las librerías y bibliotecas y cuando todos los anaqueles se trasladaron a la calle en la Feria del Libro de mi ciudad era imperdonable no pasarme por allí (Literalmente imperdonable. El evento era a dos cuadras de mi Universidad).

Entonces fui, con unos amigos que a mitad del día se cansaron de tantos pasillos recorridos y decidieron dejarme sola para ir a comer algo. Y allí, sola, encontré un pequeño rincón que tenia todos las palabras que hubiese podido desear.

Verán, amo con pasión esos libros que se dicen conocidos, apoyados por los murmullos de compañeros y que definitivamente valen la pena, que te atrapan tan solo en la sinopsis. Pero ese día, por casualidades de la vida, en ese pequeño rincón solo escuche de nombres que no parecían conocidos y aun así, decidi llevármelos todos (o casi todos).

Y ya casi al caer la noche, tras una larga y maravillosa conversación con la pequeña anciana dueña del stand, salí con dos bolsas en mis manos. Entre esas bolsas llevaba este pequeño libro blanco que ahora les muestro. Era un libro de poesía. Yo no estaba acostumbrada a leer poesía.


Pero cuando lo leí, cuando pase la primera pagina y luego la segunda y después la tercera... lo sentí mio.

Varios meses después de esto, cuando volvía a comenzar clases en la Universidad, note un nombre conocido entre las planillas de inscripción de materias.¡Sorpresa! Gastón Fortis, ese autor desconocido de poemas seria mi profesor por los próximos 3 meses.

Creo que solo en muy contadas ocasiones a una se le presenta la oportunidad de conocer a un gran autor, y mas de compartir tanto tiempo con él, de conocerlo mas allá como escritor de palabras maravillosas sino como profesor, como ser humano.

No fue hasta el ultimo día de clase que me atreví a pedirle que me firmara su libro. Yo muy apenada me acerque a su escritorio y hablándole sobre cualquier cosa planeaba distraerlo, hasta que le mostré el pequeño libro blanco algo manoseado y machucado por las esquinas. él solo sonrió, me lo quito rápidamente de las manos y me dijo "¡Ey! esto es mio". Se echo una carcajada ante mi cara de asombro y lo volvió a sacar. Saco un pequeño bolígrafo rojo y se quedo callado por unos segundos. Escribió raudo cuando las musas acudieron a él, lo cerro y me lo entrego, a mi y a mi amplia sonrisa.

Este es mi primer libro con dedicatoria de autor. Este es mi tesoro. 
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Para qué escribir
                  escribir
                       y escribir
como unos desahuciados
basta con asomarse a la noche
y esperar la madrugada
                            ya todo esta dicho.
Gastón Fortis.