Tomemos un momento para hablar de amor,
si, amor; al fin y al cabo este es el mes propicio para eso.
Febrero, el mes del amor
(coffcofffylaamistascoffcoff) donde se supone que un bebe regordete y en
pañales sale a practicar tiro al blanco con las personas como objetivo.
Pero admitámoslo, nadie piensa en amistad
por estas fechas. Incluso he llegado a pensar que nadie piensa en amor, en ese
amor bonito, en ese amor verdadero.
No puedo decir que tengo una experiencia
abundante en esto del terreno amoroso. Si deben saberlo, jamás me he enamorado
de otra cosa que no sea el chocolate. Y no diré mucho más, porque realmente no
creo que les interese mi vida (no) amorosa.
Pero, por lo que mis ojotes marrones han
observado, el amor, ese bonito, cuchi, bien o verdadero si se quiere, ahora es tan tangible como un fantasma.
No me malinterpreten, no digo que no haya
por allí una que otra pareja enamorada y feliz, pero por lo que entiendo las
cosas han cambiado.
El amor debe ser acompañado de las sonrisas
tontas y las mariposas en el estomago y no aderezado con los peluches,
chocolates, globos y una larga lista de cosas que se compran en cualquier lado
hoy en día.
El amor va más allá, mucho más allá.
Más allá de esas flores que se marchitan
con los días o de los peluches que luego de un ataque de histeria irán a parar
al bote de la basura.
El amor va más allá de eso. Es simple.
Es sonreír con el corazón, llorar con el
alma, es saber disfrutar de la vida con alguien a tu lado. Es estar
comprometido con una persona y contigo mismo.
Es ser feliz.
Como todos los años esperemos que esta
vez sea diferente. Que ese amor que se
profesan jóvenes pubertos llevados por las hormonas no se base en el
materialismo, sino en los colores, los sentimientos verdaderos y en la
felicidad.
No malgastemos palabras en amores no
correspondidos, amores sufridos o cosas que se hacen pasar por amor.
El amor es perfecto, único e invaluable. Así
de simple.
…
Y es allí donde ustedes dicen (en coro):
“¿Pero de que habla esta niña si nunca ha estado enamorada?”
…
PD: Entiéndase que esta nota fue escrita
luego de ver una película extrañamente cursi, rosa y tristona. Sabrán perdonar
la miel que emana de estas palabras luego.
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