Con un
hormigueo en los dedos me congelo sobre el tecleado y observo fijamente la
pantalla.
Las comisuras de mis labios suben.
Las comisuras de mis labios suben.
“Somos nosotros.” Procuro murmurar en el
susurro de la oscura noche y de la emoción se me hace un nudo de peces en la
garganta.
Los ojos se me han cerrado y he empezado a
respirar mas audiblemente. “Somos nosotros” me repito ahora en mi mente. No hay
cabida para un verbo en pasado aquí.
Reviso una y otra vez las caras en el monitor,
sonrientes, ansiosas y jóvenes.
Unos pocos años se han ido volando cual paloma
liberada de su pequeña casa/cárcel.
Me rió y veo a Nory tejer una trenza en su
cabello. Me rió y recuerdo a Andres y a Anto jugar futbol en el receso. Me rió y se ríen
conmigo Ronald, Gherson y Antonio. ¡Epa Laura! Susurra a mi oído el pasado con
la voz de Altuve. Un beso se posa en mi mejilla con los labios de Suil. A la
salida me esperan Gerardo y Mari listos para comer un helado.
Y nos reunimos en el Plaza, como todos los
días, como si no hubiera pasado ningún día. Henrry decide aplicar una técnica
ancestral llamada Chinazo, Angeles dice que bajemos a pie y Daniela hacen un
berrinche por sabra dios que.
Me rió.
Me rió y sonrió, con mi pasado.
Sigue allí después de todo.
Invertimos tantas horas hablando sobre nada
pero riéndolo todo.
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