—¿TE PUEDO PEDIR UNA COSA?
—SI, DIME.
—NO TE ACOSTUMBRES A MI.
—¿COMO ASÍ?
—QUE NO TE ACOSTUMBRES A MI, NI A MI RISA, NI A MI HIPERACTIVIDAD, A MI OLOR, NI A MIS RISAS ATEMPORALES, NI A MIS BESOS. NO TE ACOSTUMBRES A QUE ME PLATIQUES TUS COSAS NI QUE TE ESCUCHE CON ATENCIÓN. NO TE ACOSTUMBRES A COMO TE MIRO O TE DEJO DE MIRAR, NI TE ACOSTUMBRES NI A MI RABIA NI MIS CELOS IRRACIONALES, NI A REIRTE DE LAS COSAS QUE TE DIGO.
—¿Y ESO A QUE VIENE?
— A NADA, SIMPLEMENTE QUE ALGÚN DÍA ME CANSARE Y ME IRÉ Y ECHARAS DE MENOS ESAS COSAS A LAS QUE ESTAS AHORA ACOSTUMBRADA Y NO VALORAS.
—SI, DIME.
—NO TE ACOSTUMBRES A MI.
—¿COMO ASÍ?
—QUE NO TE ACOSTUMBRES A MI, NI A MI RISA, NI A MI HIPERACTIVIDAD, A MI OLOR, NI A MIS RISAS ATEMPORALES, NI A MIS BESOS. NO TE ACOSTUMBRES A QUE ME PLATIQUES TUS COSAS NI QUE TE ESCUCHE CON ATENCIÓN. NO TE ACOSTUMBRES A COMO TE MIRO O TE DEJO DE MIRAR, NI TE ACOSTUMBRES NI A MI RABIA NI MIS CELOS IRRACIONALES, NI A REIRTE DE LAS COSAS QUE TE DIGO.
—¿Y ESO A QUE VIENE?
— A NADA, SIMPLEMENTE QUE ALGÚN DÍA ME CANSARE Y ME IRÉ Y ECHARAS DE MENOS ESAS COSAS A LAS QUE ESTAS AHORA ACOSTUMBRADA Y NO VALORAS.
— Manuel González. (via andywithoutctrl)
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