Sal con una chica que lee.



Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.

O mejor aún, a una que escriba.

Por Rosemarie Urquico.

martes, 6 de agosto de 2013

La chica que lee desaparecio.




Nuestro amor murió. Eso lo entiendo.
Lo que me tiene desvelada es otra cosa.
¿Qué paso con Laura?
¿Con su Laura?
 ¿Qué paso con esa chica que yo compartía con él?
 ¿Acaso ha muerto también?

Dejo de existir. Yo hace un tiempo no la veo. Me preocupa. Quizá la secuestraron.

Me preocupa mucho. La última vez que la vi fue… oh si, esa vez.

 ¿Eso pasa siempre? ¿Uno va perdiendo Lauras por allí como si nada?

Tú conociste a una Laura. Un pequeño pedazo que bien creí darte. Esa que disfrutó mucho ser contigo. Pero luego, como nuestro cariño, desapareció un día.

 Quizá se perdió porque no tenía mapa.

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Esto lo escribi hace algunos dias. Le veia sentido. Ahora...  Ahora, realmente ya no tanto.

He descubierto a Laura debajo del fregadero, estaba algo asustada y un poco apaleada, pero esta bien. Tenia los ojos hinchados. La meti en mi cama y la deje dormir. Murmura cosas que no entiendo entre sueños y de vez en cuando suelta una lagrima. La contemplo toda la noche y extrañamente la entiendo, no se lo que pasa, lo que tiene, pero la entiendo.

Ha despertado esta mañana  y un brillo nuevo esta en sus ojos, quiza no sonrie, no todavia. Pero esta bien, esta viva.

Si, se ha perdido. Pero ha regresado a mi despues de todo.

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