Sal con una chica que lee.



Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.

O mejor aún, a una que escriba.

Por Rosemarie Urquico.

sábado, 14 de septiembre de 2013

En lo personal.

En lo personal
no le haría caso,
no la escucharía,
no seria paciente, 
iría directo al barranco.

Y preferiría caerme mil veces pensando que lo intente a quedarme aquí estática.

Aun le amo, pensé que ya no. Pensé que le odiaba lo suficiente, pero no es así.

No me mentiré, daría lo que sea por volver, por estar, por regresar y ser, esta vez, capaz de reconocer.

Pediré una pequeña esperanza; pero aun así no puedo detenerme, no puedo esperar. Tratare de no sentirme culpable, aunque ya lo siento porque creo que no haré nada.

Es maldita frase de "si deseas algo, acciona para que suceda" es demasiado contradictoria. Siento que no debería hacer nada en este momento, siento que debería dejar que pase que es lo justo, siento que debería escuchar a quienes me rodean y que tanto dicen que si me lanzo no es seguro, que viva lo que debo vivir ahora. 

El miedo me invade, miedo a que ya esto no este. Pero también tengo miedo a ser la única que siente esto en este momento. Por eso me queda quizá esperar y añorar una esperanza, por muy mínima que sea, arrojada de tus labios.

Y confiar, lo único que me queda es confiar.

Porque la chica que lee lo entiende, realmente.

Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos. 




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